El tacto es una de las experiencias más vitales y fundamentales del ser humano. Desde que el ser humano nace, las propiedades táctiles invitan a la interacción sensorial y al juego. El lugar que nos rodea es explorado por los movimientos azarosos del cuerpo que por la falta de consistencia se encuentra en constante contacto con el medio.
El trabajo con arcilla estimula los sentidos e implica expresión y comunicación en el desarrollo del trabajo, además de despertar emociones polarizadas y asimilar el proceso de construcción y deconstrucción.
Existen investigaciones donde se demuestran los grandes beneficios que la manipulación libre de la arcilla puede proporcionar:
– Experimentar diversas cualidades senso-perceptivas: Textura, temperatura, color, densidad, plasticidad, etc.
– Vivenciar experiencias cinestésicas, provocar acción, movimiento, gestualidad.
– Desarrollar la percepción háptica.
– Fomentar la curiosidad, la exploración y el juego.
– Externalizar y expresar procesos internos, relación con el estado de ánimo:
– Calma/relajación.
– Experiencias catárticas.
– Sentimientos espontáneos.
– Aspectos reprimidos.
– Gran carga simbólica.
-Control de la material que puede provocar: seguridad, autoestima, identificación.